martes, 28 de agosto de 2012

Pepe


Pepe








En mi vida hay una persona,

que tiene dulces sueños como la miel, 
como el merengue del motolite
que vive en acordes que piensa en colores
que canta llorando y que llora pensando.
Que no tiene prisa
que su infancia siempre estará con el de risas
Eterno Peter Pan se queria quedar en el pais de nunca jamás
Mi niño Jesús hoy se hizo Jesucristo.
y piensa un futuro cargado de sueños
con muchos sabores...con muchos olores.
Que ria con la vida y de su mano a buen puerto lo lleve en cada momento.
Duerme mi niño de ayer....mi chico de ahora....mi hombre mañana.
 Mi vida. Que yo seguiré velando tus sueños.




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5 comentarios:

  1. Crecen de tamaño, pero también de ilusiones, sueños, sentidos... todo lo van recogiendo para algún día sembrar y así continuar el ciclo de la vida. Este Peter Pan bien se merece la felicidad, la suya y la de los demás.

    Lo confieso he mirado en Google esto de los "merengues de motolite". pinta bien.

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  2. Hoy he vuelto a caer en la lectura de este blog. Tiene algo especial este poema, ya tiene mi comentario, pero hay algo en él que me atrae, ternura, amor, sacrificio, tenacidad, un todo por hacer y descubrir, un algo ya realizado... la aventura de crecer y vivir. No se, me atrae... os quiero.

    Un abrazo para la autora y para su destinatario.

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  3. Vengo del blog de Toni y me quedo enganchada a este bellísimo poema.
    Besos.

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  4. No hay nada más hermoso, que las letras que le escribe una madre a un hijo, no hay nada más hermoso que ver como van pasando las hojas de ese libro de cuentos y nuestro personaje crece, crece y nuestro inmenso sentimiento de dar la vida, va creciendo con el.

    Saludos


    P.D: Vengo del blog de Tony

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  5. Y en el silencio de la noche otoñal, los pensamientos vuelan como aquellas flores que se alejaron y jamás volvieron. Pero quedarón aquellos tristes y hermosos ojos que miraban intensamente suplicando el abrazo que les salvara del vacío que les atenazaba en aquella tarde maldita. Pero necio de mi, los dejé marchar hacia la lontananza.

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